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Diario de Alcalá: Meco y Villalbilla, dos pueblos llamados ‘milagro’
Uno de los fenómenos más funestos derivados de la crisis económica que atraviesa España desde hace casi seis años es el déficit de las administraciones públicas, especialmente en los ayuntamientos. Se cuentan por miles los consistorios de nuestro país que, tras los años de vacas gordas propiciados por el boom del ladrillo, ahora tienen que gestionar unas arcas públicas ruinosas con unas estructuras municipales a veces desmesuradas, lo que se traduce muchas veces en recortes en los servicios a los ciudadanos que son, al final, los que pagan, después de sus impuestos, el pato. Sin embargo todavía hay milagros económicos municipales, que demuestran que se pueden hacer bien las cosas. Sin ir más lejos en el Valle del Henares.
Mientras Meco cumplió en 2012 su octavo año consecutivo con superávit –el último con un saldo a favor para las arcas del Consistorio de 2,3 millones de euros, Villalbilla ha salido del túnel del déficit que se ha prolongado durante un lustro: El año pasado acabó con un saldo positivo de casi 1,6 millones de euros. Sus respectivos alcaldes, Pedro Luis Sanz y Antonio Barahona, participaron en la tertulia política de Onda Henares (90.0 FM) para explicar su secreto y reflexionar sobre el equilibrio económico en las administraciones públicas más cercanas al ciudadano.
“No se puede gastar más de lo que se ingresa, no sólo en un momento puntal, sino que hay que hacer una proyección de futuro y ver los ingresos que un ayuntamiento va a tener todos los años y ajustar los gastos. Nada más”, explicó Sanz, que aseguró que durante los años de bonanzas propiciados por el alza del negocio de la construcción “no se nos fue la cabeza con los gastos. A día de hoy seguimos teniendo superávit porque seguimos funcionando de la misma forma”.
Por su parte, para el primer edil de Villalbilla, para el que fue “una sorpresa” cerrar el ejercicio 2012 con superávit, la receta “es muy fácil, pero al mismo tiempo difícil: Simplemente tienes que atenerte a no gastar más de lo que tengas. Y para lograrlo tienes que tomar decisiones que no siempre son agradables. No puedes hacer grandes obras, no puedes otorgar subvenciones, no puedes hacer muchas fiestas. Y tener que decirle que no a los ciudadanos en algunas cosas es muy complicado”.
Antonio Barahona sólo ha contado con dos años para hacer pedagogía sobre la austeridad entre sus vecinos. En cambio, el alcalde de Meco empezó a hacerla, según aseguró “hace diez años. Yo no creo en el gratis total”.
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Meco y Villalbilla dos pueblos llamados ‘milagro’ en la Comunidad de Madrid
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