El escenario político está cargado de desconfianza. A la crisis económica se le ha sumado la crisis social y de valores, por lo que los ciudadanos nos encontramos en una situación en la que las preocupaciones impiden una reflexión serena.
A pesar de todo no es momento de pesimismo, sino de afrontar los retos de manera positiva y realista; la PIM ha optado por seguir este camino.
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